viernes, 31 de agosto de 2007

Miercoles, Malditos Miercoles


"MIERCOLES, MALDITOS MIERCOLES"


Antes que nada he de aclarar que nunca le había tenido fobia a un día en especial y mucho menos a un martes o viernes trece, no creía en esos agüeros más bien pensaba que esos días estaban cargados de buenas vibraciones y ocurrían cosas buenas. Pero mi optimismo y forma de pensar muy pronto cambiarían con los hechos que estarían por ocurrir y que a continuación relatare.


Miércoles accidental:
Esta serie de sucesos desafortunados empezarían un gris, lluvioso y plomizo día de Mayo, un miércoles para ser más exacta, cuando después de un agitado fin de semana en el que mis compañeros de universidad y yo ultimábamos detalles para dar a conocer nuestros proyectos como diseñadores y publicistas, en la exposición que organiza la universidad a final de cada semestre.
Ese día como cada montaje de exposición todos estabamos alegres y ansiosos porque por fin nuestros trabajos serian mostrados al publico. Eran aproximadamente las nueve de la noche, cuando una amiga y yo decidimos irnos a casa pues estabamos cansadas, porque la semana había sido muy agotadora, así que como solíamos hacer algunas veces aceptamos la invitación de nuestros compañeros para llevarnos en sus motos pues el sitio estaba alejado y era algo riesgoso irse en bus.
Recuerdo que hacia un frío intenso, no estaba lloviendo pero el asfalto estaba todavía mojado, yo me cubría un poco con la eslpada de mi amiga; había transcurrido no más de un kilometro cuando de pronto observe con estupor como mis amigos que iban un poco mas delante de nosotras, comenzaron a caer al suelo, como en cámara lenta y de las llantas de la moto salían chispas cual luces de bengala hasta detenerse en un solo golpe seco.
Del susto no recuerdo como me baje de la moto, creo que me tire, pues la angustia era terrible, sentí que el tiempo se detuvo y comencé a correr hacia ellos, solo pensaba en que no hubiera muerto ninguno y mientras me aproximaba vi que ellos trataban de pararse y se sacudían, entonces pense que no había sido nada grave, pero al llegar pude darme cuenta que sentían un gran dolor, estaban pálidos y a punto de desmayarsen; y como suele suceder en estos casos no falta la persona que se ofrezca a ayudar porque dizque es paramédico, enfermero, o simplemente el chismoso y metido que desea saber todo lo que paso, en fin lo ultimo que escuche fue el sonido de las ambulancias y finalmente terminamos en la clínica, y como hacia la media noche les dieron de alta. El diagnostico: mi amiga que iba de parrillera y era la más delgada solo había sufrido algunas raspaduras, lo que a todos sorprendió porque el amigo que conducía y que era el más fortachón, había sufrido una seria fractura en el brazo izquierdo y debían operarlo para ponerle una platina. Lo irónico es que hasta el siguiente Miércoles le harían la cirugía. Así fue como iniciamos la racha de Miércoles malditos que nos perseguirían.

Miércoles Operativo:
El siguiente miércoles se puede decir que fue día de cirugías y esperas pues aparte de la operación de brazo que le tenían que hacer a nuestro amigo, también a mi madre la operaban ese día de un problema maxilofacial, entonces de nuevo ese día se torno angustioso, pues a mi mamá nunca le hace efecto la anestesia así que debió soportar todo el dolor punzante de la cirugía, muy al contrario de mi amigo a quien la anestesia le hizo tal efecto que por poco lo mandan a dormir por siempre. Y por último y más delicada aún fue la cirugía de un tío pues era de corazón abierto y duro aproximadamente siete horas. Afortunadamente y esquibando un poco la mala suerte de los miércoles, todos lograron salir bien librados, ahora solo quedaba esperar por una buena recuperación. Recuerdo que ese día tan bien fue lluvioso y gris.


Miércoles Atracoso:
Estaba aún tratando de no hacerme a la idea que los miércoles estaban salados o que tenían alguna maldición, que no me percate que era miércoles de nuevo y como siempre me disponía a ir al trabajo, pero cual no seria mi sorpresa cuando al salir de mi unidad fui abordada por un muchacho de no más de diez y siete años y en un abrir y cerrar de ojos me vi forcejando con él pues quería robarme el celular, lo cual logro tras empujarme hacia una reja, claro no sin antes que yo tirara el celular para que se dañara y no pudiera llevárselo en buen estado, pero como dicen por ahí me salió el tiro por la culata, pues ni se daño con el golpe, ni lo piso un carro, al contrario salió corriendo con el como gacela con su presa y se perdió ante mis ojos; como pude saque fuerzas para gritar: "me robaron" y ahí si salió gente no se de donde y claro haciendo la típica pregunta: "La robaron" y yo pensaba con ironía " no lo que pase es que le preste el celular al ladrón un ratico", que estúpidos que aveces somos los humanos, no pensamos antes de hablar. Pero bueno ya nada se podía hacer con gran tristeza me quede sin celular y con gran pánico seguí el camino hacia mi trabajo.
En todo el día estuve muy nerviosa, ya en la noche tenia clases en la "U" y al llegar les conté a mis compañeros lo sucedido. Ya al salir decidimos irnos caminando a casa con la amiga y el amigo del accidente aquel, nos fuimos conversando tranquilamente logrando así distraerme un poco de todo aquel cuento del robo, cuando de repente me percate que alguien caminaba atrás de nosotros demasiado cerca, entonces inmediatamente por el rabillo del ojo pude ver que dos muchachos mal encarados, uno de ellos con un tubo de metal nos estaban siguiendo, y para que no se dieran cuenta que los había visto hice una mirada a mis amigos que entendieron. Así que inmediatamente y con el susto más tenaz del mundo, se me ocurrió decir en voz alta que tenía sed y que era mejor entrar a la panadería que estaba al final de la cuadra, entonces todos tratamos de caminar lo más rápido posible y disimulando que los habíamos visto, pero cada paso que nos separaba de la panadería se hicieron eternos, imaginándome que los tipos nos atacaban por la espalda con ese tubo y nos golpeaban hasta dejarnos tendidos en el piso y que la mano de mi amigo aun convaleciente, era destrozada y no se cuantas cosas más cruzaron por mi mente, pues mi imaginación de por si es demasiado elevada y en momentos así, peor. En fin sacamos fuerzas de no se donde y logramos llegar a la panadería y pedir ayuda al dueño de esta, quien muy amablemente habló con el vigilante de la zona para que ahuyentara a los ladrones, quienes aun nos miraban desde la mitad de la cuadra con ojos llenos de maldad.
Tomamos agua y tratamos de recuperar fuerza pues aun nos faltaba camino, entonces no solo nos armamos de valor sino que cual creativos que somos buscamos palos, piedras y todo tipo de material que nos ayudaran en caso que nos volvieran a perseguir.
En medio del nerviosismo también tenia mucha rabia al pensar que en tan solo un día había sido víctima de la delincuencia tan horrible que tiene azotada a esta ciudad, estaba tan enojada que le pegaba al piso con un palo que había recogido, gritaba y parecía loca, hasta me dio un ataque de tos y pense que me iba a ahogar, por suerte estaba mis amigos trataban de calmarme. Ese día el camino a casa se hizo eterno y la fobia al día miércoles aumento.


Miércoles de Piedra:
En la semana siguiente al salir del trabajo, me encontraba todos los días con mi amiga en el paradero del bus para acompañarnos en el regreso a casa, pues todos estabamos paranoicos y veíamos a un ladrón en cada esquina, lo bueno es que las clases habían terminado y ya no teníamos que ir por ese camino. Un día de esos se nos ocurrió ir a la librería Atenas que queda en el centro para distraernos un rato, todo transcurría normal, llegamos al paradero del bus y conversamos mientras llegaba la Coomepal siete, cuando menos lo pensamos enfrente nuestro estaba un desechable pidiéndonos plata, claro nos pegamos un susto ni el hijuemadre y el tipo no hacia sino mirarnos los bolsos, yo pensaba que nos robaría, y como le dijimos que no teníamos nada para darle, salió alegando y a mitad de calle vimos como se agacho y cogió unas piedras grandes, claro nosotras inmediatamente arrancamos a correr pensando que nos las iba a tirar; para sorpresa nuestra las personas que estaban alrededor y nos observaban también salieron corriendo cual estampida humana cuadra abajo, eso parecía como fiesta de San Fermín en España, en un minuto y como siempre imagine como las piedras nos destrozaban la cabeza, afortunadamente alcanzamos a escondernos en una droguería que estaba en la esquina. En fin en medio de la paranoia y tembladera que nos quedo, nos ataco la risa nerviosa de ver como corría la gente y pensamos... que día es hoy y al unísono dijimos, es: Miércoles!!!, "Maldito Miércoles".
Y desde entonces ha sido tanta la fobia a ese día que siempre que planeamos algo, nos cercioramos primero que no sea miércoles, pues no sabemos que tipo de influencia planetaria tiene ese día en nuestras vidas o simplemente sea obra de nuestra mente obsesionada y paranoica.
Tal vez habrá que inventarse un día en el que todas las cosas nos salgan bien, algo así como: "el día perfecto".